miércoles, 11 de diciembre de 2013

LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL


La Revolución industrial no es un proceso único e inmutable, en el tiempo, es más bien un proceso cambiante en función del desarrollo científico y tecnológico aplicado al mercado. También evolucionan las empresas, el consumo y las teorías capitalistas hasta conformar el amplio bagaje del que disfrutamos actualmente.
TEÓRICOS DEL LIBERALISMO
Durante la primera fase el liberalismo político define el modelo de Estado. En economía se considera a Adam Smith y su libro La riqueza de las naciones, de 1776, como el padre del liberalismo económico. Sus principales premisas son: s) la no intervención del Estado; b) el mercado se auto regula con la teoría del equilibrio entre la oferta y la demanda; c) el ahorro y la inversión de éste son la base del crecimiento económico.
Otros autores desarrollan el liberalismo económico a partir de la ideas de Adam Smith. Serán David Ricardo, Robert Malthus, León Walras o Marshall. En el caso del Ricardo se centra en el valor del producto como coste productivo, además establece que el sueldo debe estar equilibrado entre para evitar que sea demasiado alto, crezca la población y aumente la mano de obra y bajen los salarios y uno demasiado bajo reduciría la población y aumentarían los salarios. Su finalidad no es humanista, si no económica cosificando la mano de obra y desposeyéndola de todo valor humano. Por su parte, Robert Malthus, trata de establecer un equilibrio entre población y recursos, alegando que tiene si la población crece de manera exponencial mientras que los recursos crecen de forma aritmética, el desequilibrio obligaría a imponer políticas restrictivas a la natalidad. Sus teorías, vigentes durante largo tiempo hoy quedan científicamente desechadas. León Walras se centra en la teoría del valor marginal del producto, es decir, el producto no adquiere el valor de coste de producción más beneficios, sino además, lo que el consumidor esté dispuesto a pagar por él. De esta manera se pervierte el principio del equilibrio entre la oferta y la demanda para establecer el valor. Además permite el desarrollo del marketing para las empresas. Marshall por su parte sintetiza la corriente del liberalismo clásico con las teorías marginalistas, estableciendo la curva de la oferta y la demanda que sigue vigente hoy como paradigma del valor real de un producto.
POSTULADOS DEL LIBERALISMO ECONÓMICO
Son principalmente tres asentados como ciertos e inmutables por la historiografía tradicional y oficial, pero que tras el sustrato ambiguo en el que se asientan se vislumbra una clara política a favor de la clase capitalista en detrimento de la ingente masa obrera.
Doctrina del laissez faire – laissez passer, o de autorregulación del mercado sin necesidad de injerencia estatal. Lo cual viene a significar realmente una política de mantenimiento del status quo de la élite económica quienes se ven favorecidos por las leyes y la represión estatal que se ejerce contra los trabajadores por parte del estado que ellos mismo controlan.
La ley del mercado está limitada por el juego de la oferta y la demanda, que no debe estar limitada ni tan siquiera por aranceles proteccionistas: el librecambismo como oposición al proteccionismo.
La acumulación de capitales, factor indispensable para el crecimiento y desarrollo económico. El pensamiento liberal centra su atención en el trinomio ganancia, ahorro y capital.
LA ERA DEL GRAN CAPITALISMO
En el último tercio del siglo XIX los productos industriales de las potencias europeas llegaban a todo el planeta. La economía se mundializa, apoyado por la revolución de los transportes y el desarrollo de un sistema financiero internacional. Se produce un aumento de la producción industrial entre 1870 y 1900, cuyo paradigma más importante es el aumento de la producción de carbón de 220 mill. de Tm. a 800 mill. de Tm.
Además, aumentan las inversiones en el exterior que terminarán configurando un mercado mundial, todavía incipiente, donde algunos países o regiones se especializan en la producción de determinadas materias primas, algodón, caña de azúcar, cacao, café… y otros en elaborar productos manufacturados. Los países que tratan de desarrollar un tejido industrial propio abandonan los postulados librecambistas para optar por un proteccionismo que permita a sus industrias ser competitivas.
Esta fase de crecimiento del capitalismo se apoyó en la abundancia de del oro y de la plata de California, Australia, Alaska y Sudáfrica. Aumenta la circulación de moneda, los créditos bancarios, el mercado financiero internacional y sociedades aseguradoras, con el consiguiente aumento en los mercados de valores, bolsas, como la de París que manejaba  en 1830 4.850 millones de francos y en 1900, 87.000 millones de francos.
La empresa capitalista crece y de pequeñas sociedades se pasa a grandes sociedades anónimas multinacionales. Desde 1840 aparecen sociedades por acciones para el impulso de grandes obras de infraestructura, alcantarillados, canalizaciones de agua potable, ferrocarriles, puertos, suministros de electricidad o de gas. A finales del siglo XIX surgen asociaciones de empresa que deciden sobre precios y producción, pervirtiendo el mercado libre, ideal último del liberalismo económico, cambiando la tendencia librecambista hacia la monopolística. Los tipos de asociaciones que pervierten la libre competencia son: a) Kartell: acuerdo de precios sobre un mismo producto entre los fabricantes; a la fusión de varias empresas productoras de un mismo producto se le llama Konzern, cuya intención es el control monopolístico del mercado; b) Trust: se trata de una fusión de empresas, no de carácter horizontal, sino vertical, es decir, de todo el proceso productivo, desde la extracción y distribución de la materia prima, al proceso de fabricación y distribución final del producto o comercialización, llegando incluso a incluir sociedades financieras propias que conforman grandes conglomerados de empresas más potentes que muchos estados. Los estados tenderán a establecer legislaciones que limiten estas tendencias en el mismo grado que tienden a saltarse sus propias leyes.
El nuevo paradigma de empresario es el Hombre de Empresa, como Rockefeller con el petróleo, Morgan en la Banca, Ritz en hostelería, Cointreau en licores…
Las antiguas ferias se sustituyen por mercados reguladores, Liverpool el de la lana, Milán el de la seda, inversiones en Londres y Nueva York, Ámsterdam el de flores…
Nace una nueva forma de poder y un nuevo agente internacional, las multinacionales, que imponen sus criterios incluso en los estados más poderosos.
EL PROGRESO DE LAS COMUNICACIONES
Los principales complejos ferroviarios europeos quedan terminados hacia 1870. El ferrocarril es un agente transformador muy poderoso, además de ser un importante campo de inversiones y desarrollo industrial, proporciona nuevas posibilidades y dimensiones al mercado internacional, estimulando el intercambio.
En esta fase el barco de vapor desplaza definitivamente a la vela. Hasta 1870 el buque resulta demasiado caro, pero en esta década, las innovaciones tecnológicas permiten aumentar la carga y la velocidad. Se potencia la navegación marítima y se intercomunican todos los grandes mares y océanos con la construcción de los canales de Suez y Panamá que ahorran tiempo y costes en el mercado internacional e intercontinental. La creación de una red mundial de transportes continentales y oceánicos tiene un doble efecto: a) por un lado, el hundimiento de los precios de algunos productos; b) por otro lado, la división mundial entre un núcleo de países industrializados y un anillo periférico de países productores de materias primas.
En 1885 aparecen los primeros motores movidos por derivados del petróleo, nueva fuente de energía que junto con la electricidad desplazan al carbón y al vapor.
El primer automóvil lo construye Mannheim Carl Benz, de gasolina. Forest construye el primer motor de cuatro cilindros, dotando de inyección al carburador y bujía al encendido en los años noventa decimonónicos. Michelín inventa los primeros neumáticos y Renault la marcha directa. A principios del siglo XX ya hay algunas fábricas de automóviles. Este medio de transporte sustituye al ferrocarril como estructurador de la economía y del estado pues las infraestructuras de carreteras, asfaltado por alquitrán vertebra al detalle cualquier parte del territorio de un país, además de impulsa lar industria siderúrgica y petrolífera.
El transporte trasciende las fronteras de lo terrestre y se realizan las primeras creaciones aeronáuticas con la aparición de los globos de aire caliente, los Zeppelín, que además de mantener la estructura del globo aerostático desarrolla unos motores que le den mayor movilidad y capacidad de carga, desde 1896, aunque su intento es un fracaso comercial. En 1903, los hermanos Wright consiguen realizar el primer vuelo controlado y en 1908 recorren 112 millas en 3 horas.
En la difusión de la información aparecen nuevos vehículos y canales de transmisión, al telégrafo se une el teléfono y la radio, impulsando la creación de un mercado mundial y de un mudo que reduce las distancias entre las culturas y países. Se crea la Unión Postal Universal para estructurar un mercado postal global efectivo y que mantenga la privacidad. Además es de vital importancia la unificación de los sistemas métricos y de medidas universales que facilitan el entendimiento entre transacciones, mercados y países a nivel comercial.
INNOVACIONES TECNOLÓGICAS
El salto tecnológico y científico en esta fase no es solo cuantitativo si no también cualitativo, produciéndose un boom tecnológico que dura hasta nuestros días modificando seriamente las conductas y comportamientos de varias generaciones.
En el plano industrial, la electricidad da lugar a la creación de generadores, pilas, alumbrado público, motor eléctrico, transportes urbanos como metropolitanos, tranvías y trolebuses, telégrafo, teléfono, radio…
En la industria química, se desarrolla la fabricación de sosa para el blanqueado, de tintes sintéticos para la industria textil, fosfatos, nitratos y carbonatos para la agricultura; explosivos como la dinamita y la nitroglicerina.
Respecto a la química farmacéutica se sientan las bases de una nueva industria muy desarrollada, que crea la morfina, heroína, cocaína, aspirina y la penicilina entre otros compuestos sintéticos con un fin médico y curativo.
En la industria del metal, el novedoso el uso del aluminio a través de la extracción de bauxita o del cobre, para la conducción eléctrica. Se incrementa la demanda de cinc, níquel para evitar la oxidación del hierro. El empleo ahora se diversifica con la industria armamentística y la construcción sobre todo de grandes edificios como rascacielos…
LA CRISIS DEL CAPITALISMO
Las innovaciones constantes no suponen un camino de progreso, ya que el desarrollo del capitalismo va acompañado de gran inestabilidad con periodos de prosperidad y otros de depresión y paro.
Juglar midió los periodos en más o menos ocho años llamados ciclos mayores, donde se alternan crecimiento con recesión. Por su parte, Kitchin establece estos periodos en 3 o cinco años, llamadas ciclos menores. En ambos casos se trata de ciclos cortos. En un sentido más amplio y procesal que el anecdótico o coyuntural que estudian los anteriores, Kondratieff establece unos ciclos largos en oleadas de 50 años con fases generales de crecimiento y otras de decrecimiento.

La integración internacional, la industrialización y el Patrón Oro en el sistema monetario mundial, tienden a provocar la coincidencia de crisis en todos los países industrializados a la vez, provocando que una crisis local se extienda rápidamente a todo el conjunto de países del planeta. En el siglo XIX estas crisis se dan en los años 1825, 1836, 1847, 1873 y 1890. Pero quizás la más importante por servir de revulsivo de cambio estructural en la economía es la de 1873, que coincide con el paso a la segunda revolución industrial. Estas sacudidas son periódicas y se repitan también a los largo del siglo XX, provocando nuevas oleadas revolucionarias.